jueves, 29 de marzo de 2018

Hora Santa


Horas Santas que son infiernos de pusilánimes enharinados,
voces de pamplineros, de meapilas del interés.
En las tinieblas retumba el grilleo del marmelo,
el susurro lechoso del tarascón.
Raquítica profundidad de desafinadas preces, de silencios de voz de vicio.
Pantomima de zorrones que en los gorigoris mal entonados encuentran desafuero.
Chascos de miseria donde naufraga cualquier plegaria.
Demasiados silencios en la ausente rima sin trino.
Huele a letrina la plegaria del mercader.

El laberinto de la pena


En los días de inmenso ruido,
se desmoronan los solares de arena,
castillos de tinieblas de teatral humanidad.
No busco tu mano en el jardín de las sombras,
sólo busco el olvido,
superar tu zalamera risa,
que me condujo al laberinto de la pena.
Vago entre las borrascas de la evaporadas lagrimas.
Naufrago en la hiel de los celos.
Mi sino es huir del recuerdo,
evitar colisionar con tu altiva frente.
El que no se interroga no encuentra respuestas,
el que encuentre respuestas cada vez más se interroga.

Los irreconocibles seres que antaño nos dieron la vida


El mundo nos desgasta, nos erosiona, nos opaca.
Perdemos consistencia y caminamos hacia la evanescencia.
Surcos de labriego mercar.
Orientes cuajados de maculas.
El tiempo tortura el fruto de la abnegación.
El tiempo desmerece proezas.
El tiempo ladrón de segundos, que no son, ni arena en la inmensidad.
Perdidos en las entrañas del cosmo.
Rendidos en los confines del orbe.
Vestidos de alcurnia, paseamos los logros, que el desierto engullirá.


miércoles, 28 de marzo de 2018

Ruido


Vivimos haciendo ruido.
Aislándonos del ruido.
Vivimos buscando la concentración.
Buscando canales perfectos de comunicación.
Canales sin interferencias.
Vivimos buscando receptores.
Buscando quien quiera recibir y replicar nuestra emisión.
Somos islas de ruidos internos.
Selvas de gruñidos.
Infiernos de palabras de miel.
Vivimos generando infiernos.
Vivimos desgastando palabras.
Vivimos del brillo de nuestra fatídica voz.

El tiempo tasado


La luna nos llama, cuando se acaba el tiempo tasado.
Se acaba el calor, cuando se evapora el tiempo.
Lividez tras la perdida frescura.
Rigidez y dolor tras el ultimo aliento.
La luna nos llama y tras la marcha cierra la puerta y finiquita el adiós.
Tiempo finito, efímero, malgastado.
Besos estancos, besos de fríos rescoldos, besos que abren el olvido.
Somos vulgar hojarasca que pronto se descompondrá.
Energía que construirá quizás futuro.
Pocos son los llamados a la gloria mundana.
Pocos muy pocos serán pedernal.
Sólo polvo, polvo sin proezas.
Polvo de olvido.
Miseros granos de arena, en el anónimo arenal.

martes, 27 de marzo de 2018

Defectos perfectos


Defectos perfectos.
Maculas que nos hacen únicos.
Rarezas de visionario.
Brillo cegador de colosalidad.
Maravillosas taras.

domingo, 25 de marzo de 2018

No es buena la piedad


Dejamos vivas muchas alimañas, sólo porque creemos que es buena la piedad.
Por la caridad entra la peste, por ser caritativos recibimos mortales cornadas.
Teatro de mezquinos que solo saben parasitar.
No perdonar nos alarga la vida.
Impedir que se vuelva a acercar a nosotros quien nos traiciono, es una muy sabia decisión.
Etiquetar venenos, nos impide volver a cometer el mismo error

Nubes férreas


Lechos de espinas son los días felices en los amaneceres de derrota.
Nubes férreas que lloran frente a mi ventana.
Recordar es una atadura, es un ancla.
Recordar genera nostalgia.
Lechos de rosas marchitas, que ayer embriagaban jugosas.
Hay tantos lo siento, por decir.
Hay besos de borrasca.
Hay tantos te quiero, embridados.
Quizás en la cumbre no este la gloria.
Quizás la gloria, habite en el llano.
Islas de negro pedernal.



sábado, 24 de marzo de 2018

Qué se pide a Nuestra Señora del Buen Varón


Cuando el amor se resiste, es que ha llegado el momento de recurrir a los Santos, porque si uno no lo hace, se queda para vestirlos.
Los juglares, cantaban en el atrio que hay delante de la portada románica de la Iglesia de los Hoyos, romances de bellas y devotas doncellas que ponían velas y exvotos a María, para pedir y agradecer los milagros de tan conseguidora imagen, doncellas que habían encontrado el amor tras la intercesión de Nuestra Señora del Buen Varón.
La fe obra milagros y la devoción hace el resto, y en ese capitulo, entra peregrinar a lugares telúricos, como la Iglesia de la Villa de los Hoyos.
Dice la tradición, que no hay nadie mejor para encomendarse en cuestión de amoríos, que encomendarse a María y sobre todo a Santa María del Buen Varón, advocación que ha amparado a muchos varones linajudos de la muy noble y leal Villa de los Hoyos.
Todo este pedir y rogar viene de muy, muy atrás. Pedir a los Santos un buen casamiento, pedir que nos hagan colisionan con el salvífico amor, con el mejor amante, es algo muy arraigado en el acervo de esta Sierra de Gata. En esta Villa de los Hoyos, siempre se ha pedido este favor sobremanera, a la antiquísimia talla de María, imagen que vino con las batallas, que llego a los Hoyos expulsando moros, Virgen de reconquista.
Es una Virgen de campaña, es una Virgen de pequeñas dimensiones, Virgen de astures, navarros y vascones, Virgen a la que profesaba una gran devoción el Ducado de Alba. Es una talla que desde el origen de la Iglesia de los Hoyos, ha presidido siempre el altar mayor. Entre nubes y querubines está hoy en el centro del catedralicio y churrigueresco altar, flanqueada por San Ramón Nonato y San Bartolomé y su terribilidad.
A  esta escultura en madera policromada de la Virgen del Buen Varón, se le pedía valentía, se le pedía la dicha de que nos traspasará el dardo del amor profano, se le pedía que nos logrará el mejor amante posible, se le pedía un amor valiente, que nuestro amor amante fuera un hombre aguerrido y clemente.
María del amor ferviente, del febril amante, del solicito compañero que nos ilustra con caricias el Cantar de los Cantares.
También, uno se encomendaba en las manos de Nuestra Señora del Buen Varón, para perpetuar con el mejor, con el Buen Varón, un linaje. Se buscaba con su amparo, al mejor heredero de nuestra sangre, al hombre audaz, al buen hijo y esposo, al perpetuador de la estirpe, al emprendedor que buscara fortuna incluso allende los mares, y que cumpliera escrupulosamente con las leyes de la Santa Madre Iglesia y  con las normas de la casa matriz de sus ancestros, y que por ende diera venturosa descendencia al solar y al blasón patrio y familiar.
Buen Varón, dos palabras que definen la felicidad de una estirpe. María del Buen Varón, una advocación mariana, que desde el siglo XIII y desde la telúrica y mágica Iglesia de la Villa de los Hoyos, obra milagros y empareja a quien se lo pide, con el mejor amor posible y con la descendencia más aguerrida y conveniente.

viernes, 23 de marzo de 2018

Matador


Impermeable a los ambientes cáusticos.
A la corrosiva intemperie de los desafectos.
Seres viciados que se refocilan en la molicie y en la critica insana.
El star no tiene fisuras, el falso brillo ante la disección se resquebraja.
Es rasante el plomo de la zorrera, el negruzco vaho que envuelve a Luzbel.
Somos la martingala de nuestras vacías horas.
Somos escaparates que ocultan el desasosiego.
Te mido en las bambalinas de tu tragedia.
Te mido en surcos de tu rostro sin afeites.
Al sol las farsas nunca se sostienen.
Al sol nadie cree las patrañas.

jueves, 22 de marzo de 2018

Desde el ostracismo


Suelo crear maremotos, desde la última fila.
No necesito la preeminencia, para acorralar delincuentes.
Desde el angulo oscuro, ametrallo indecentes.
Desde el ostracismo, marco el ritmo del sainete.
Triste el que piensa, que señalar invalida al inteligente.
Desde las recónditas costas, se genera la salvífica perturbación.

domingo, 18 de marzo de 2018

Triste bullir

 

Estar triste es bullir, es efervescencia, triste efervescencia.
Somos tormento, la creatividad es tormento, torturadora tormenta.
En el infierno habitan los ángeles caídos que se quieren levantar

A no ser que me seguéis la vida


A no ser que me seguéis la vida, con mi pluma os crucificaré.
Es el error del cretino, subestimar al de enfrente, enfrentarse inconscientemente a quien tiene conciencia.
Tengo tiempo y talento suficiente para desenmascarar patrañas y retratar delincuentes.

La fabula de "Martingala, el gusano rastrero y arrastrado"


Los gusanos, tras la metamorfosis devienen mariposas, pero erase que se era, una ingenua mariposa, que al salir de la crisálida, le hicieron creer que era una fiera, era una poderosa pantera, grácil, felina, astuta, elegante, le hicieron creer lo que en realidad no lo era.
Martingala, era sólo era, una marioneta, una mariposa, manejada por la malicia del oscuro, del turbio brujo del mezquino interés, del soberbio hijo de Belcebú y la Peste.
Pobre marioneta presa de los hilos que la mueven y manejan, de la tela de araña que la confunde y amarra. Pantera rosa, princesa de las mandangas, incauta pelusa, que presta baila los sones que le dicta el baladrón, el cainita príncipe de la envidia, el atormentado desclasado, que odia la superioridad que le negó natura y destila celos que le enturbian la risa, que le emponzoñan el alma, si tiene alma, porque Barrabas no tiene alma, sólo tiene pestilente azufre, que le hincha e inflama con la cólera del malnacido que es.
Mariposa, presa de las patrañas, de la liada urdimbre de zarzas que te encarcela, vendida por unas migajas, que te hacer creer que eres reina de una selva, que no controlas y que te supera.
Martingala está embarbascada por las aguas del poder, por el barullo de hilos que la mueven, por los nudos, que como cepos la torturan, con la calentura de un star, que le negó natura.
Martingala, es un gusano alado, una pupa de colores, una colorida fantasia.
Martingala, es su propio enemigo, es un guante que todo lo aguanta, un guante que no manda, es un mandado, un guante enguantado, es una pluma ligera y atontada, es una pavesa poco leída y nada versada, es una estúpida comadreja enharinada.
Martingala es ventosidad, que vaporosa apesta la encopetada sala, en la que firma los papeles que le condenan.
Soñamos con ser lo que no somos, y creemos a quien aviva con intereses de mercader, el sueño que anhelamos.
Triste sino, el del que propaga que manda y es un mandado, el del que dice que vuela y es un ser rastrero y arrastrado.
La moraleja que se extrae de estas palabras, es que más vale ser Rey de tu triste parcela, que parcelero de la regia patraña.


La fabula de "La Zorra y el Palomar"


Erase una vez, que había una Zorra que tenía un Palomar.
Una Zorra que tenía una torre vigía, una atalaya, una albarrana tribuna para propagar alcahueterías.
Esa Zorra titiritera, que entre los habitantes del páramo causaba sonrojo y asombro, era una vulgar despelleja corderos, venida a más por obra y gracia de la fortuna.
Era rica, que no interesante, era rica, que no instruida.
Una fortuna, que a La Zorra, la hizo desafortunada y la convirtió en una Zorra sin oficio, osea desoficiada.
Una fortuna, que la forzó al vicio de otear, a pregonar desde tan maléfico púlpito, calumnias y chanzas.
Así ella, La Zorra, se sentía algo, se sentía importante, sentía en la humillación del prójimo, el placer que sólo sienten los bichos de muy, muy mala ralea.
El vulgar Torreón de Mataperros, como era nombrado por sus vecinas las pamplineras, que le hacían la corte para devorar pitanzas.
Amigas falsas, que entre alharacas se ponían ciegas a su costa.
Es el triste sino de la verdulera, rodearse de hipócrita e interesada corrobla.
La Escuerzo, La Chinche y La Urraca, la cubrían de falsos halagos, de virtudes, embustes adornados desde sus talentos marrulleros, de sopíparas traga viandas.
Ella, quería creer, y ellas, para comer necesitaban ser creídas.
Alma vacía que necesita ser hinchada por la adulación, por el viento frío de la vanidad.
No hay Reina sin corte, y estas tres alimañas, eran las damas de la corte de la cámara de la Reina del Palomar.
La Zorra de la torre y los peones del morapio que eran las tres comadrejas, en las tardes de lluvia, zurcían con atroces costuras los estandartes del solar baldío, los libelos para ametrallar gorriones.
Tanto airear trapos sucios y hondear bragas peías, desde la torre de las calumnias, la convirtió en blanco nada níveo, de todos los animalillos damnificados, de todos los animales buenos, que habían soportado estoicamente, tanta vileza y reiterada chanza.
Así todo esto, fue generando un agrio poso con el correr de los años en el Valle.
Y La Zorra se vio marcada, cercada, sitiada en su zafia plaza, en el cuartel de las víboras,
en el estaribel obrado clandestinamente para dominar y delinquir en el llano.
En el santoral, hay Santos para todo, y los habitantes del páramo, hastiados de tan nefanda calaña, estaban pacientemente esperando, que llegara San Martín.
Es la vida le dijo La Ardilla, a la aguardentosa de La Becerra:
- Esta hija de Satanás ha dado con la horma de su zapato, y se de buena tinta, que le van a derribar su Palomar y que tras pasarla a machete, la tirarán al pudridero, para que se den un festín Los Grajos.

De todos los cuentos debemos sacar su moraleja, y de este, debemos aprender que los caminos de la maldad nunca nos llevan al éxito y que sólo desde la verdad se alcanza a tener sinceros amigos.
El Santo que no obra milagros pierde su altar y se destina la hornacina vacante, para quien los puede obrar.

sábado, 17 de marzo de 2018

Más plástico que peces


Más plásticos que peces.
Más miseria que bondad.
Tiempos urgentes de residuos tóxicos.
Nuestro bienestar genera mares de suciedad.

Los pequeños sacrificios


Hay victorias espurias.
Perdemos el alma, siguiendo a algunos sátrapas.
Nos enredamos en las zarzas del baladrón, con nuestra tibieza.
Pena el sensible con los pequeños sacrificios, que son los que nos privan de la felicidad.


Ondas excentricas


Siempre nos hiere el abandono cuando no hay brisa.
Cuando es imposible ocultar que sangramos.
Cuando el circo aplaude a la titiritera foca, que hace malabares con la pelota en su hocico.
El dolor acontece con una banda sonora de risas, que opacan el nácar del llanto.
Todos es perturbación  en la pena, estanque de sargazos y ondas excéntricas.

El infinito siempre nos hace de menos


Cuando el paisaje es incierto y el las barracas del arrabal los truenos desorientan golondrinas.
Quien acunará el futuro, quien avivará el fuego.
Todos es plúmbeo gris, amanecer de cenicientas madrastras.
Lluvias ácidas que fulminan las briznas.
Si me hubieras querido, como yo te quise a ti.
Si hubieras sentido, el calor de mi animo.
Próximos estamos a los más distantes.
Damos gritos ensordecedores que el que indolente que duerme a nuestro lado, nunca oye.
El infinito siempre nos hace de menos, la enormidad insignificantes.

Sal de necia


Dime por qué, tienen tiempo los necios.
Necios, que buscar en el azar colisionar con la fortuna
Dime por qué, a mi puerta sólo llaman las tormentas.
Dime por qué, buscando encuentro.
Dime por qué, luchando venzo.
Sueño con descansar, pero en mis días no habita el descanso.
Soy agotador ímpetu, soy estrategia y urdimbre espinosa.
Soy Lot, perdiendo afectos de piedra.
Sal sin vida, sal de necia.


Donde nadie lleva careta


Creemos que en la intemperie habita el misterio.
Que habita en la aventura de cruzar estepas.
Callejuelas sin luz que huelen a jadeos.
Nos puede la urgencia y abandonamos el tálamo.
Nos puede la macilenta borrachera de los sabores prohibidos.
Nos aventuramos a transitan por las avenidas del bullicio.
Nos adentramos en el malecón de los imaginados galopes.
Somos fiebre inmensa, inconmensurable ansia.
Hedor a jergón y a asentadas carreras.
Buscamos metas altas, en el lodazal del invierno.
Buscamos abismos de concupiscencia.
No prometo amarte siempre.
Ya nada a nadie prometo.
Vago entre escarcha de hombres.
Vago entre espantapájaros, remedos de una humanidad siniestra.
Sal a las calles del vicio, donde nadie lleva careta.

viernes, 16 de marzo de 2018

Decapitar


"La envidia, se disfraza muchas veces de comunismo."
Irsia Carolain Sprimbol

Que placentero es mi fracaso


Muchos obstáculos son regalos de la fortuna.
Colisiones que nos hacen variar la trayectoria.
Salvíficos impactos que hacen que nos entretengamos en el recodo.
Verdes prados a los que se accede por el tortuoso camino.
Designios de fatalidad, de calamitosos tropiezos.
Que triste es mi suerte y que placentero es mi fracaso.

Al unisono


Latir al unisono, quizás es amor.
Sentir en paralelo, quizás es amor.
Llorar por lo mismo, quizás es amor.
Felicidades sincronizadas, que desencadenan tormentas de amor

jueves, 15 de marzo de 2018

Delirio fatuo


El ímpetu, tiene mucho de ligereza,
de caudal de constante necedad.
Vanidad superflua.
Delirio fatuo.
Arrebatado por la melancolía,
que genera sentir,
que todo es novedoso una sola vez.

Cabezas


"La cabeza, la parte más importante de un cuerpo, pero también la que nos da más quebraderos de cabeza. Pensar con demasiada frecuencia nos hace infelices, infelices por tener cabeza."
Yoransel de Omatog

martes, 13 de marzo de 2018

El imposible reanudar


Soy tierra sin dueño.
Soy yermo.
Erial de cabras.
Páramo de destierro.
Sólo la escorrentía hiere mis carnes.
La furia de la maldita urgencia.
El placer etílico de los placenteros narcóticos.
No puedo olvidar y derribo las bellas estancias en las que te amé.
Jardín de ausencias, donde únicamente me abraza la estrangula hiedra.
Cedro soberbio que se automutila ante el imposible reanudar.
Diezmada vajilla nupcial.

domingo, 11 de marzo de 2018

La fortaleza acuartelada


El sigilo atenaza mi ingenio, el miedo a las líneas sin marea.
Nieve eterna es mi verbo afilado.
Nadie me ve nimbado, nadie paladea el sabor de mi gloria.
Tras las torres se parapeta la Reina, la fortaleza acuartelada de quien tiene paciencia.

Caleidoscópicas madrastras


En los brazos húmedos del gélido viento, viaja mi soberbia.
Selva de desafectos y impuras caricias.
Palabras de mortificadoras que adornan mi cuerpo.
Gemir en la dulzura de las caleidoscópicas madrastras.
Abrazo de tierra parduzca y salitre.
Siento la espinela de tus ojos embridando mis desbocados latidos.
Desaliento sin obstáculos, amanecer de niebla.
Vil polvo, pasto de gusanos.
En las instantáneas habita el recuerdo, lejos del alcance de mi borrosa conciencia.

sábado, 10 de marzo de 2018

Alejandro Pionio


El Barón de Arcoverde, Alejandro de Valemont, era un bastardo reconocido en su lecho de muerte por el pusilánime y veleidoso, Vidiciano de Valemont-Martel y Socorro de Turín.
Alejandro supo de su origen, de quien era hijo natural, tres días antes de la muerte de aquel extraño señor que se esfumaba entre enormes y blancos almohadones. Le fueron a buscar al Arrabal de San Constantino, le condujeron a aquella casona de la orilla derecha del río, entró por el embarcadero de la mansión, en la barca que le recogió en el Malecón de Mustios. Era la primera vez que pisaba una alfombra y sentía esa sensación en sus descalzos pies. Alejandro Pionio, tenía once años y nunca había salido del Arrabal que le vio nacer. Para aquel niño parduzco y escarchado de salitre, todo era nuevo, extraño, limpio, brillante.
La muerte nos fuerza a actuar con urgencia, y con urgencia amarramos el futuro sin nuestra presencia, a quien tiene nuestra sangre.

Ser vulgar no cuesta nada, es un vuelo rasante de bajo coste


Son tan hueras las pamplinas de los cretinos.
Insufrible matraca de mamertos.
Es difícil brillar cuando hemos nacido con el oriente perpetuo de la mediocridad.
Sin estelaridad, sin la exquisita dicción que da la alta cuna.
Seres sin tribuna y atribulados por la marginalidad que le da el remolino de la corrobla.
Que puede importar en esa forzada última fila, sino zancadillear a la nata preeminencia.

Con Fe

"

Si la fe, genera tan bello arte, como puede alguien renegar de la fe, cuando quien ninguna fe tiene, nunca genera trascendencia, ni sobre la zafiedad sobrevuela. No hay arte más elevado, que el que encierra el prodigio de la fe, de creer en el Sublime Creador, a quien sólo uno puede ver en su sublime creación."
Yoransel de Omatog

Hipócrita plañidera



El viento, hipócrita plañidera,
mece el dolor de las nubes,
mece y altera el tino,
de la lágrima que rueda desacertada.
Confunde al verdadero doliente,
perdido entre el ingente borbotón de los fingidos,
raudal efímero,
que mañana reirá,
al ritmo de la más vulgar de las chanzas.

Busca su cauce


"Como el agua busca su cauce, mi cabeza busca descansar en tu pecho, busca el arrullo de los latidos de tu corazón."
Yoransel de Omatog

domingo, 4 de marzo de 2018

El cerco de las batidas


Se va perdiendo la batalla según se va ampliando el cerco de las batidas.
Brazos abiertos que abrazan el gélido aire.
Tengo secuestrado el corazón por la pena.
Tengo embridada la risa por la pérdida.
Me aflige una divina providencia que me prueva con un dolor que no entiendo.
Dios me lo dio, Dios me lo quitó, bendito sea mi Señor.

Vuelan rasantes los vencejos


Vuelan rasantes los vencejos.
Anida en mi pecho la catástrofe.
Me devora el runrún de la mortalidad.
Herido de pena.
Leso de tristeza.
Vivir es sentir perdidas.
Vivir es perderse en el laberinto del llanto.
Es la inveterada sensación de desconfiar.
Mudamos sin gloria.
Me desmadejo en la distancia, en el abrazo  imposible.
No puedo devolver nada a la vida.
Ya sólo busco abrazar la muerte.
La eterna morada de mi descanso.
Laboriosa despedida que llena mi jardín de cardos.
El furioso invierno envenena mi puerta.
Asedio de días de castigo.
Todo es flaqueza en la soledad de mi prematura vejez.
Vuelan rasantes los vencejos sobre el lago de mis lagrimas.

viernes, 2 de marzo de 2018

Narciso autosuficiente


"Con demasiada frecuencia pienso que soy un gran manipulador, que soy el rey de la intriga, el estratega de Satán. Soy capaz de convencer a Lucifer, de hacerle ver que su éxito pasa por rendir pleitesía a mi Dios. Nadie debería amarme, porque ya me amo bastante yo, sindrome de autosuficiente Narciso."
Yoransel de Omatog

La verdad es como un iceberg


"La razón es un iceberg, sólo una cuarta parte de la verdad puede aflorar para no perder la batalla de convencer y ganar. No toda la verdad se puede decir, no está el mundo preparado para asimilar las tres cuartas partes de sumergida verdad."
Yoransel de Omatog

jueves, 1 de marzo de 2018

La traca


Ya no suena nada lejos la traca,
el estruendo de la gloria,
que es descorrer el telón de la farsa,
y que sacará a la luz la verdad,
a la luz de la plaza pública,
la plaza donde vosotros orquestabais  los escarnios,
la plaza donde las patibularias,
tejían la maraña de los embustes.
El Tesón siempre saca a la palestra a la insultante verdad,
la verdad sin aderezos,
la cruda verdad que opaca calumnia,
que eclipsa con su brillo sublime,
el vulgar destello de la chatarra.